Tanto el GPS como la Wikipedia son tecnologías que tienen como fin navegar con éxito en entornos complejos, la ciudad e Internet. Las similitudes se encuentran cuando observamos a los usuarios avanzados. Los de la Wikipedia son bien conocidos; en el caso del GPS se pueden encontrar en los taxis de Barcelona. Cuando observamos el uso que los usuarios avanzados hacen de ambas tecnologías es más fácil entender por que los usuarios “convencionales”, que no han transformado su visión del funcionamiento del mundo y del papel de la tecnología, se sienten defraudados por las promesas que ellos creen ver en las “nuevas tecnologías”. Así lo planteaba en ADN.es | Ciudades enredadas, Los taxistas como usuarios avanzandos de la tecnología y de la ciudad.
En el taller Visualizar'08: Database City que se está celebrando en el MediaLab-Prado en Madrid tuve ocasión de asistir a la presentación de Fabien Girardin (blog) en la que mostró un interesante estudio que ha realizado junto con Josep Blat sobre la adopción de tecnología por los taxistas de Barcelona. Ya hemos comentado en Ciudades enredadas otra de las líneas de trabajo de Fabien, sobre huellas digitales en las ciudades.
Girardin y Blat presentaron en el congreso 2008 Association of American Geographers Annual Meeting el estudio The co-evolution of taxi drivers and their in-car navigation systems (presentación, pdf) donde recogían los resultados iniciales de un estudio etnográfico sobre la adopción y apropiación de sistemas de navegación por satélite (GPS) por los taxistas de Barcelona. Para ello realizaron observaciones directas sobre el comportamiento de un grupo de 12 taxistas, con grados muy diversos de experiencia previa. Estos “usuarios de la ciudad” utilizan diversos instrumentos y fuentes de información que le ayudan a su navegación de la ciudad: GPS, mapas, notas procedentes de comentarios de clientes, información de los medios de comunicación …
Estas fotografías, tomadas de la presentación original del estudio, muestran la disposición dentro del habitáculo de un taxi de los diferentes instrumentos de información y navegación: GPS, sistema de información propio del servicio de taxis, radio, teléfono móvil, periódicos, notas, guía de la ciudad.
El estudio es interesante por muchas razones, pero me interesa aquí la información que aporta para entender a un grupo de “early adopters” de tecnología que forman parte a la vez de un colectivo de “habitantes normales”, y que no se ha asociado tradicionalmente a los grupos sociales con mayores niveles de uso de tecnología. Por otra parte, las estrategias de uso recuerdan poderosamente al comportamiento de otros usuarios avanzados de información digital, y en especial la que se genera en la web 2.0. Esta convergencia responde posiblemente a la necesidad de navegar y extraer información fiable en dos entornos de elevada complejidad e incertidumbre como son Internet y la propia ciudad.
Los resultados de este estudio muestran a los taxistas como usuarios avanzados de la tecnología, GPS en este caso, pero solo como una parte de un conjunto de instrumentos y fuentes de información que utilizan simultáneamente para navegar por la ciudad y alcanzar su dirección objetivo. La navegación en el espacio urbano es una actividad sumamente compleja y aún más cuando se realiza a alta velocidad (donde el tiempo de decisión se reduce). El GPS permite al taxista observar con atención el entorno y buscar las señalizaciones e iconos urbanos que lo orienten en su búsqueda. Los taxistas más inexpertos son los que más sufren los “errores” del sistema de navegación, dado que son incapaces de improvisar o de evaluar su fiabilidad. El aumento de experiencia hace que los usuarios dependan menos del GPS y empiecen a utilizar en “modo pasivo” los navegadores (como una referencia secundaria y para controlar radares o la velocidad).
En este sentido, el caso de los taxistas barceloneses demuestra como actúan los usuarios en los nuevos entornos caracterizados por la complejidad, la incertidumbre y la abundancia de fuentes de información. Este modelo contrasta con el característico del “paradigma analógico”, carcaterizado por la escasez de información. En este caso, podríamos definir dos fases en el comportamiento de un usuario de información: primero identificaban (muchas veces a través de la educación o de convenciones sociales y culturales) las fuentes de información que consideraban fiables (como un mapa, un periódico o una enciclopedia), normalmente ayudados por la existencia de una autoridad externa que lo “certificaba” (por ejemplo, el hecho de estar publicado era ya un criterio jhabitual de fiabilidad). El segundo paso consistía en considerar que las fuentes fiables reflejan fielmente la realidad, sin incertidumbres, y por tanto el usuario se puede limitar a seguir las “normas de uso” (ya sean las instrucciones técnicas o aceptar la veracidad de un contenido).
En un entorno digital, la fiabilidad nunca es total. Un usuario avanzado, como la mayor parte de taxistas en Barcelona, conoce sus herramientas de modo que puede decidir en cada momento la fiabilidad que le merece un contenido determinado (por ejemplo, una ruta propuesta por un GPS) en función de su conocimiento previo y de la información contextual (su experiencia personal y otras fuentes como guías o clientes). De este modo, en caso de duda, el taxista combina diferentes fuentes de información para definir sobre la marcha una ruta. En realidad en la época de los mapas en papel, éstos tampoco eran fiables, pero la menor complejidad del tráfico urbano y la menor velocidad proporcionaba un margen de seguridad ante los errores de un mapa. Un “usuario analógico” que no haya cambiado su modo de uso y se enfrente ahora a un GPS, asumiendo su infalibilidad, cometerá muchos errores y acabará criticando al instrumento.
El uso de los GPS en la navegación urbana recuerda poderosamente a las opiniones encontradas que existen sobre el valor de la Wikipedia como fuente de información. Hasta la aparición de esta enciclopedia colaborativa digital, la mayor parte de los usuarios de las enciclopedias en papel consideraban a éstas como fuentes totalmente fiables. Wikipedia fue transparente en este sentido y por su propia naturaleza es evidente que sus contenidos están permanentemente en proceso de construcción y debate. Pero, su mayor virtud ha sido poner de manifiesto que las “otras enciclopedias”, como la Britannica, tienen niveles de calidad y fiabilidad similares. Lo que pasaba antes era en realidad un espejismo. Pero cuando alguien utiliza la Wikipedia en 2008 como utilizaba la Britannica en 1998 o en 1988 (Wikipedia nació en 2001) no puede obviar la realidad y se encuentra con la frustración de manejar una fuente que no es totalmente fiable. Por el contrario, los usuarios adaptados a la abundancia de información y la complejidad e incertidumbre del entorno digital usan la Wikipedia como parte de su proceso de aprendizaje. No es su única fuente y saben filtrar sus contenidos comparándolos y combinándolos con otras fuentes. Wikipedia es un proceso, no un producto final. Del mismo modo las rutas propuestas por un GPS son parte de un proceso de adaptación contínua de una tecnología al entorno cambiante del tráfico urbano.
Los resultados obtenidos con los taxistas barceloneses, que no hacen más que visualizar los usos cotidianos que hacen de la tecnología y de la información una parte creciente de la población, podrían servir para desmitificar a la propia tecnología y nos ayudan a comprender como la gente se apropia de la tecnología para navegar con éxito en medios complejos, sean estos la ciudad o Internet.