Es un verdadero placer seguir el trabajo de John Maeda como Presidente de la Rhode Island School of Design (RISD) a través del blog our risd y su canal en twitter. Es pronto aún para poder evaluar la eficacia de su estilo de liderazgo pero es claro que está reinventando la gestión de una institución académica, especialmente en lo que se refiere a la comunicación y la transparencia. En The Day After identifica cuatro características de los estudiantes del RISD:
RISD was my first choice. It’s rare to hear someone say that RISD was their second or third choice. It’s usually been their lifelong dream.
RISD teaches critical thinking. Many students come to RISD because of the strength of our liberal arts offerings and how critical thinking intertwines with critical making.
I did it on my own. RISD attracts a certain kind of student that wants to figure out how do things on their own. The honest way. The only way, for some.
I know what I want. There is a kind of laser-guided focus in many of our students towards the pursuit of a goal that drives them to levels of passion that are simply unfathomable.
Personas desean estar en esa institución, que aprender a pensar críticamente y a actuar autónomamente, y que saben lo que quieren y lo buscan con pasión. En resumen, los colaboradores ideales para una organización que quiera educar de forma creativa e innovadora. Cuando se discuten los problemas (y soluciones) de la educación se suele olvidar el factor humano, a pesar de ser fundamental y crear las condiciones necesarias (aunque no suficientes) para el éxito de un proyecto. Pero no deberíamos utilizar la reflexión de Maeda en sentido negativo, para culpabilizar a los estudiantes de los fracasos. Instituciones creativas y profesores apasionados atraen a estudiantes motivados y este círculo se retroalimenta de modo continuo. Cuando ni la institución ni sus profesores atraen a estudiantes creativos, surge un problema de difícil solución por que entramos en un bucle de degeneración progresiva.