Hace ya mucho tiempo me preguntaba, irónicamente, ¿Quién necesita libros de texto? El gobierno español empieza a responder a la pregunta, en su versión digital, para seguir manteniendo los mismos privilegios que ahogan la inversión e impiden cualquier opción para el desarrollo y la mejora de la calidad del sistema educativo.
El País personalizaba ayer el titular de una noticia que parece que creen que generará una opinión positiva en el lector: Zapatero se lanza a la digitalización del sistema educativo. El artículo explica el plan que al parecer el gobierno español está negociando para la "digitalización del sistema educativo con los fabricantes de procesadores -entre ellos Intel-, editores de libros y operadores de telefonía". La elección de socios podría definirse, siendo benévolos, como sorprendente. Aún más sorprendente es la prepotencia de un sector editorial que por otra parte una día si y otro también hace visible con sus reclamaciones su incapacidad para entender la cultura digital:
Fuentes del sector del libro han confirmado que "el proceso está muy avanzado" y afirman que "el sector editorial está mucho más preparado que el sistema educativo, que está en la prehistoria digital".
Si por adaptación del sector editorial que se refieren, en un extremo, a Amazon, o, en el otro, a iniciativas como Bubok, Lulu, Planta29 ..., la afirmación podría ser aceptable, al menos para una parte aún pequeña del sector. Pero no son estos los socios en quienes piensa el gobierno español. Estamos hablando, como siempre, de las grande editoriales españolas, las mismas que llevan monopolizando por décadas los libros de texto. Y además acompañados de Intel, Microsoft o los grandes de la banda ancha como compañeros de viaje.
Al parecer el plan pretende solucionar dos problemas: el tecnológico y el de la formación del profesorado, a la vez que crea un repositorio, por supuesto centralizado, de recursos reinventando la rueda por enésima vez. En lo que se refiere a las supuestas barreras tecnológicas, el plan, si nos atenemos a lo que explica El País roza el absurdo al asignar la mayor parte de recursos a una mezcla de infraestructuras obsoletas, redundantes o innecesarias: "... el Gobierno contempla varias posibilidades: desde dotar con un ordenador a cada alumno, hasta la extensión de la pizarra digital o el cañón (proyector) para cada aula, lo cual tiene un coste extraordinario". Puede que al final, en pleno 2009, la revolución nos llegue con la posibilidad de proyectar presentaciones en PowerPoint en cada aula. Olvidan que la educación, y las competencias digitales, se adquieren tanto dentro como, especialmente fuera del aula y que en un futuro en que lo digital será (lo es ya en muchos casos) ubicuo, el aula tendrá muchos usos importantes, pero quizás no relacionados con la tecnología.
Por supuesto, el plan olvida a todos los actores relevantes en el proceso educativo: centros, estudiantes, profesores, creadores de contenidos digitales ... En el blog de Aula21 han analizado el artículo y el plan que allí se anuncia y concluyen de forma breve y contundente ("Todo por los profesores pero sin contar con los profesores está abocado al fracaso") a la vez que recomiendan el excelente post donde Jordi Adell proporciona innumerables argumentos por los que el plan merece ser criticado. Pero a pesar de todo Adell se esfuerza en hacer un poco de pedagogía con el gobierno; un esfuerzo que por desgracia parece que será inútil.
Parece que hasta Glyn Moody, siempre entusiasta por el supuesto apoyo español al software libre, se desencanta con el plan. En The shame in Spain parece que al fin descubre que esta supuesta apuesta tiene mucho más de márketing y mensaje políticamente correcto pero vacío e inocuo que de realidad. Y si eso sucede con el software libre, la situación con la cultura libre es aún más calamitosa, como demuestra este inminente plan educativo. Moody se hace eco de una noticia (procedente a su vez de Hispalinux) en la que se comenta que Microsoft será uno de los socios principales de este plan gubernamental. Esto puede sorprender a este periodista pero es muy habitual en las políticas públicas españolas y, quizás, lo único sorprendente es que el artículo del El País eluda citar al gigante del software.
Parece que la gran beneficiada del plan será la industria editorial española dado que como apuntaba la antigua ministra de educación española Mercedes Cabrera: "Esta es una gran oportunidad para la industria editorial española, puesto que hablamos de un mercado de 400 millones de estudiantes". Quizás este sea el mayor de los sarcasmos que incorpora el plan. Parece irónica la vocación por potenciar un mercado donde no se necesita ningún mercado. A no ser que se refieran a los mercados como conversaciones, como ya proponían desde el Cluetrain Manifesto. Pero me temo que no, que nadie de los que están planificando esta "gran estrategia" haya leído este pequeño libro o el manifiesto abreviado (por cierto disponible en la red en múltiples idiomas, por ejemplo en español).
¿Es Wikipedia un mercado?, según lo que entendamos como mercado. Lo que es claro es que se trata de una enorme conversación global que permite desarrollar el mayor proyecto editorial de la historia sin la participación de la industria editorial. En este sentido, Wikipedia sería un buen ejemplo de mecanismos de mercado entendidos en el sentido Cluetrain que operan en el marco de la cultura digital. Pero no es el mercado en que los responsables políticos y editoriales y españoles parecen estar pensando.
La ironía de esta afirmación procede del hecho de que en plena crisis, parte de los que demonizan a "los mercados" como causa de todos los males, aprovechan cualquier ocasión para crear "pseudomercados" o transformar lo que podrían ser sectores competitivos en otros controlados y regulados por una alianza entre el poder político y una parte del gran poder económico, la parte oligopolística de la economía. Ambos están interesados en mantener sus privilegios y cuotas de poder y de beneficios. Un verdadero mercado, y en especial uno que incorpore las conversaciones, podría acabar con este modelo. Pero ¿no es esa alianza perversa en gran medida la causa de la crisis que vivimos ahora? Puede que volver a repetir errores sea ahora menos grave, al fin y al cabo la educación tiene menor impacto que el sector financiero o el inmobiliario en nuestro sistema económico y en nuestro futuro ... al menos si atendemos a los criterios de nuestros gobernantes.