Participación, colaboración, experiencia de usuario ... Conceptos repetidos hasta la saciedad en los últimos tiempos. Tan utilizados como devaluados al no significar casi nada en la mayor parte de los casos, salvo si los consideramos eslóganes del márketing político o empresarial. Son ideas políticamente correctas, pero incómodas si las integramos en nuestras acciones al provocar cambios importantes. Para evitarlo, en ocasiones aparecen unidos a la tecnología, como si ésta nos permitiese cambiarlo todo sin cambiar en realidad nada. Sin embargo son conceptos que, si se aceptan realmente y convierten realmente en los elementos esenciales de nuestra estrategia, generan transformaciones profundas tanto en la práctica como en su soporte teórico.
Sobre esta cuestión es muy recomendable la entrevista (With Teddy Cruz on "Power" and "Powerlessness") a Teddy Cruz que han publicado en Archinect. Pensar en el usuario requiere visiones y acciones integradoras y por tanto basadas en la transdisciplinariedad y en la empatía; en buena medida necesitamos convertirnos en "barefoot anthropologists" (tomando prestada la idea de los barefoot doctors o barefoot ecologists).
... the most inspirational statement I have read in questioning my role as an architect, the skills we are trained to enact as professional designers. This inspirational quote came from the least expected place: the first report to the US congress by General Petraeus, the chief US general in charge, in those days, of the war strategy in Irak. In this report Petraeus suggested to congress that after the experience in Irak, the contemporary US soldier should transform. Not anymore a high tech robot like figure armed with the latest gadgets that can dominate the Warfield from a distance. The contemporary soldier should instead engage the critical proximity of neighborhoods, transforming into an anthropologist, a social worker and versed in many languages! Now, even though this can sound scary, I thought, if the contemporary soldier is transforming why can’t we as architects… we need to appropriate the procedures of the other… not becoming necessarily anthropologists or social workers… but borrowing their procedures so as to operate differently in constructing critical observational research and alternative spatial strategies… In my mind, this is the most fundamental meaning of inter-disciplinarity: not only to share our points of view from the sanctity of our specializations, across the round table of discussion, as we usually do, but to actually contaminate each other with the alternative procedures of each other. In my case, at the border, is has been important to re-observe the actual hidden dynamics of socio-economic and political vectors embedded invisibly in the territory, learning from the actual conditions that have shaped the oddity of these sites of conflict. We need to challenge our reductive and limited ways of working, by which we continue seeing the world as a tabula rasa, on which to install the autonomy of architecture… we need to reorient our gaze towards the drama of such reality. This new realities, as Roemer Van Toorn told me, demand a new theory, a new practice.
Esta aproximación a los problemas trata de entender los contextos y los actores, lo cual es esencial en escenarios de una cierta complejidad donde las soluciones tienen que partir de una involucración activa de los diferentes usuarios. Pero, por el contrario, participación se utiliza habitualmente de modo restringido, casi como una ratificación final de un proceso y de unas decisiones en manos de expertos y políticos. Este sentido limitado se correspondería con el de colectividad tal como lo plantea Domenico di Siena en el blog de La Ciudad Vida, citando a Manuel Delgado:
Las sociedades occidentales están pasando de producir comunidades a producir colectividades, donde la escasez de solidaridad entre sus miembros obliga a una mayor necesidad de organización colectiva.
Manuel Delgado nos recuerda que lo que une a las personas y las convierte en poderosamente solidarias no es que piensen lo mismo, sino que experimentan y se transmiten lo mismo. (…) La comunidad se funda en la comunión; la colectividad, en cambio, se organiza a partir de la comunicación. En apariencia, la comunidad y la colectividad implican una parecida reducción a la unidad. La diferencia, con todo, es importante y consiste en que si la comunidad exige coherencia, lo que necesita y produce toda colectividad es cohesión.
Sería esta una participación pre-diseñada y restringida que reduce la diversidad. Sin embargo, en realidad participación significa casi siempre confrontación y conflicto, en ocasiones como primer paso hacia la negociación y en otras como aceptación de la diversidad intrínseca a la sociedad (entendida en el sentido de comunidad tal como se define antes). Şevin Yıldız plantea una idea similar en su introducción a la entrevista a Teddy Cruz:
... Participation is the buzzword for urban transformation for such a long time but the nature of participation has mostly perceived to be consensus. As the political theorist Chantal Mouffe argues, conflict is already participation that does not need to end in resolution.