En verano de 2010 tuve la oportunidad de recorrer la provincia de Málaga acompañado por Susana García Bujalance, profesora de la Escuela de Arquitectura de Málaga, y Karla Brunet. La razón de este viaje es un proyecto coordinado por Suana García que pretendía reflexionar sobre la naturaleza territorial de la provincia, que incorpora la Costa del Sol como una realidad urbana metropolitana que desborda escalas y límites políticos y una zona interior eminentemente rural y desconectada de la costa. Como resultado de ese proyecto se publicó una monografía (Málaga como Laboratorio Urbanístico. Esbozos para el entendimiento de una habitabilidad difusa, editada por la Fundación Málaga Desarrollo y Calidad) en la que escribí un capítulo (Una nueva visión del territorio: Ciudad expandida y ecologías en red, versión completa en pdf) en el que pretendía aportar una visión del territorio malagueño desde la óptica de los conceptos de ciudad expandida y ecología en red. Ese texto se basa e incorpora algunas reflexiones previas sobre los nuevos modelos urbanos (principalmente los posts Territorio = geología x infraestructuras x política, La evolución de las ciudades: arquitectura y control, Ciudad expandida: Modelos urbanos en el paradigma de las ecologías en red, Cultura postdigital y ciudad expandida y Un futuro para la arquitectura y el urbanismo; así como una síntesis del artículo sobre urbanismo emergente). Porotra el texto es fruto de las observaciones y conversaciones que mantuvimos durante ese viaje.
A continuación reproduzco las partes del capítulo que se refieren específicamente al caso de la provincia de Málaga como ejemplo de la complejidad territorial de un territorio que se ha desarrollado siguiendo las lógicas de ciudad expandida y ecologías en red y una reflexión sobre los retos para su gobernanza teniendo en cuenta que la realidad política está desacoplada de la realidad geográfica y socioeconómica.
Ciudad expandida: zona Metropolitana de la Costa del Sol
En el final del siglo20 y comienzo del 21 irrumpe de un nuevo modelo urbano y de ocupación y uso del territorio que está empezando a suceder a la ciudadpost-moderna. La interacción de nuevas prácticas ciudadanas traducidas en nuevos usos del espacio y de unas infraestructuras ambientales y construidas que funcionan bajo el paradigma de las “ecologías en red” genera un nuevo modelo urbano y territorial que podríamos definir como “ciudad expandida”. Un modelo que se ha desarrollado a pesar de la planificación pero que a la vez es el resultado, parcial, de las fuerzas de la geología y de la política aunque con resultados inesperados. Esta modelo urbano es expandido en un doble sentido:
2) el espacio público se reinventa en un doble sentido: se configuran nuevos lugares de relación física y se expande con la tecnología. Las redes de comunicación generan espacios digitales que interaccionan con los espacios físicos y producen nuevas formas de relación de las personas con consecuencias espaciales.
El territoriode la provincia de Málaga es un excelente ejemplo de este nuevo modelo territorial. En realidad la provincia de Málaga se estructura en dos territorios bien diferenciados por sus estrategias de ocupación del espacio y las dinámicas de sus ocupantes. La mayor parte de la zona costera conforma una zona metropolitana, la Costa del Sol, que hace ya tiempo que ha dejado de ser, al menos únicamente, un área turística en el sentido más convencional. El interior es un mosaico de diferentes estrategias socioeconómicas que en gran parte se conectan más con otras provincias que con la zona costera de Málaga; un ejemplo caro de desconexión entre la política oficial y las realidades territoriales.
La zona metropolitana podría ser conceptualizada como una “ciudad expandida” tal como la definíamos antes si atendemos a estos elementos:
- El espacio urbano se extiende más allá de los límites políticos, por ejemplo entre municipios, y las zonas periféricas originales dejan de ser en muchos casos espacios suburbanos. Pero lo relevante no es esta expansión sino los cambios en el comportamiento de los ciudadanos que usan cotidianamente el territorio de formas no contempladas en la planificación oficial. Así, es habitual que las rutinas diarias de los habitantes incluyan su presencia de diferentes centros de actividad (muchas veces localizados en varios municipios). Además estos patrones de uso ya no son únicos sino que responden a múltiples tipologías que representan la diversidad de modos de vida. Por tanto, no es posible ya definir un centro y una periferia; nos encontramos ante una ciudad multicéntrica, con múltiples nodos de actividad.
- La población presenta una elevada diversidad en sus orígenes y motivaciones para habitar este territorio. En concreto en las últimas décadas ha crecido un grupo de “inmigrantes” de alto poder adquisitivo que pueden aparentemente pasar por turistas con una segunda residencia. En realidad son personas, en especial de otros países europeos, que deciden vivir permanentemente en la Costa del Sol pero mantienen su actividad profesional original desplegando una doble estrategia: utilizar las tecnologías de comunicación de modo intensivo y realizar viajes frecuentes (muchas veces semanales) para visitar sus “lugares de trabajo” en otras ciudades y países. En paralelo han crecido otras comunidades de inmigrantes, procedentes de Africa y Latinoamérica, que han ocupado los trabajos menos atractivos. Ambos colectivos, por decisión o necesidad, ocupan nuevos espacios urbanos o suburbanos generando nuevos centros de actividad. Ninguno de estos colectivos es bien conocido en sus prácticas espaciales y necesidades. Como tampoco son objetivos electorales (dado que no suelen contar con derecho de voto), son olvidados en la planificación urbanística. Como resultado la planificación suele obviar tanto una parte del territorio y de la población efectiva.
- En esta ciudad surgen nuevos espacios públicos distribuidos a lo largo del territorio. Más allá de los centros de las ciudades, adquieren especial relevancia las zonas y centros comerciales como lugares de relación. Pero también los inmigrantes de bajo poder adquisitivo aprovechan zonas marginales (en el sentido de ser espacios para los que no se ha definido una función o han sido abandonados por los gestores) en la periferia para sus actividades de ocio y comunitarias.
- Los nuevos y tradicionales habitantes, en parte gracias a su uso de las tecnologías digitales, se organizan en múltiples redes. Cada persona suele participar en diferentes redes formales y, sobre todo, informales y muchas de ellas se estructuran también sobre el territorio de la Costa del Sol. El resultado final es una complejidad social muy elevada.
- En esta transformación los criterios estéticos tradicionales son modificados o simplemente abandonados. La nueva ciudad expandida presenta nuevas formas y estéticas que habitualmente provocan el rechazo de los técnicos y especialistas. Estas nuevas estéticas nacen de decisiones individuales (de agentes privados, ya sean personas u organizaciones), muchas veces discordantes entre ellas, y de su yuxtaposición aparentemente caótica en un mismo territorio. A este proceso ayuda el hecho de que normalmente el desarrollo residencial y comercial se adelanta al de los espacios comunes.
- Una visión superficial de este nuevo territorio puede generar una apariencia de sprawl y de ciudad difusa. Es cierto que en esta zona metropolitana se incorporan áreas de sprawl y zonas difusas pero el conjunto no puede catalogarse así. La zonificación propia del sprawl se ha perdido en gran medida y existen numerosos núcleos con elevadas densidades de ocupación.
En realidad la Costa del Sol es un ejemplo de un modelo urbano que crece y surge en lugares insospechados, aunque sigue pasando desapercibido. Mientras la reflexión y acción política sobre las ciudades sigue pensando en tipologías convencionales, las zonas urbanas más dinámicas se están convirtiendo en modelos expandidos. Por ejemplo, la zona costera de Galicia y el norte de Portugal configura otro área metropolitana, que discurre desde Ferrol hasta Porto, con características similares a las de la Costa del Sol, aunque en contextos socioculturales y económicos radicalmente diferentes. Incluso, si nos centramos en las grandes ciudades españolas, Barcelona y Madrid representan los dos tipos de evolución urbana. Barcelona sigue hasta su máxima expresión el modelo de ciudad post-moderna convertida en un centro “acondicionado” para uso turístico y para la atracción de la clase creativa. Madrid, por el contrario, partiendo de un modelo centro-periferia, se está transformando hacia otra estructura multicéntrica con nodos de actividad distribuidos por un territorio mucho mayor que el que ocupa la ciudad oficial.
Por supuesto, clasificar los diferentes territorios en una u otra tipología es un ejercicio de simplificación que elimina buena parte de la diversidad y complejidad. Por ejemplo, en Barcelona existen numerosas fuerzas que se oponen a la acción planificadora oficial. En el caso de Madrid, su transformación a un modelo expandido se realiza a pesar de los intentos políticos de crear una ciudad post-moderna.
Territorios “desconectados”: el interior de la provincia de Málaga y las otras costas
Mientras la mayor parte de la zona costera de la provincia de Málaga conforma una estructura urbana muy interconectada, el interior de la provincia y la costa oriental funcionan de forma muy diferente. En ambos casos la geología y la historia han marcado un desarrollo de cada comarca poco relacionado con sus vecinos geográficos situados dentro de la provincia y, por el contrario, ha generado conexiones fuertes con otros territorios próximos (en especial Antequera-Granada). En el caso de la costa oriental, que forma parte de la Axarquía, existe una escasa vinculación con la Costa del Sol. El interior de la provincia se articula alrededor del vector de Antequera, que aunque se asienta sobre un sistema montañoso abrupto, permite la conectividad física dado que cuenta con accesos fáciles. Este sistema organiza una serie de comarcas con escasa vinculación con la costa malagueña como son las sierras de Ronda y las Nieves y la Axarquía, además de la zona norte de altiplanicie donde se localiza Campillos.
Estas comarcas están organizadas en general a partir de núcleos de actividad centrados en unos pocos pueblos (salvo en el caso de la Axarquía en que surge una estructura de asentamientos dispersos muy característica). Suelen presentar, incluso en estos momentos, características rurales clásicas con una elevada dependencia del sector primario. La geología, a través del sistema de sierras que dibuja un territorio abrupto y poco accesible, y las infraestructuras viarias han delimitado las conexiones de cada una de estas comarcas con sus vecinos. Por estas razones en todos los casos las relaciones históricas más fuertes se han establecido con Antequera-Granada más que con la zona costera malagueña de las que la separan barreras físicas importantes y unas infraestructuras deficientes hasta tiempos recientes. En los últimos tiempos, aunque en pequeña escala, estos lugares han empezado a convertirse en segundas residencias de habitantes urbanos o en primeras residencias de nuevos ocupantes de tipologías muy similares a las descritas para la Costa del Sol.
Es especialmente relevante el caso de la Axarquía, situada en la parte oriental de la provincia y que incluye tanto la zona costera como el interior. La costa tiene escala vinculación con la Costa del Sol y se despuebla en invierno; por tanto sigue una dinámica turística convencional. El interior presenta una parcelación muy fragmentada que dificulta el desarrollo de grandes proyectos y conforma una estructura es de asentamientos dispersos que en estos momentos combinan viviendas de "locales" y de extranjeros que empezaron a llegar hacia 2002.
Si analizamos la vinculación entre la "ciudad expandida" de la Costa del Sol y las comarcas del interior (así como la Costa del Sol Oriental) comprobamos que desde un punto de vista ambiental forman parte de un sistema común. En este sentido podríamos decir que comparten unas infraestructuras ambientales (por ejemplo cuencas hidrográficas) y por tanto la gestión de su territorio debería en buena medida ser común. Por el contrario, las infraestructuras viarias de conexión han sido muy escasas y han generado una desconexión entre los diferentes territorios de la provincia. Esta desconexión no se resuelve, solo ni de modo inmediato, con nuevas infraestructuras, dado que la historia ha dado lugar a culturas relacionales diferenciadas. En todo caso, la reconexión física es una de las bases para generar una nueva cultura territorial que permitiera de algún modo "unificar" el territorio provincial y favoreciera la eficacia de las políticas comunes. Sin embargo, en estos momentos parece esencial reforzar y ampliar las infraestructuras de conectividad con redes de telecomunicaciones. En este sentido un buen ejemplo sería el caso de la sierra de las Nieves y de Ronda. La red Guadalinfo ha permitido la conexión de los pueblos de esta sierra y ha facilitado la creación de estructuras económicas comunes, fundamentalmente basadas en el turismo rural de interior. A pesar de que estos pueblos cuentan con una deficiente conexión física con la costa, la capital e incluso entre ellos, la infraestructura digital les ha permitido establecer estrategias territoriales comunes.
¿Nuevas políticas para la provincia de Málaga?
La naturaleza artificial, por la existencia de dos territorios afectados por lógicas diferentes, y el modelo urbano expandido de la provincia de Málaga obligan a una revisión en profundidad de las políticas públicas territoriales. En primer lugar parece necesario un reconocimiento de que la dinámica del territorio solo obedece en parte, y a veces de forma imprevista, a las políticas de planificación. Por otra parte parece urgente comprender la realidad social y espacial de la provincia integrando en la observación a todos los grupos sociales (en especial a aquellos que hasta ahora han resultado invisibles) y situando el foco en las prácticas individuales y no en unidades agregadas o definidas con criterio burocrático.
La desconexión de la zona metropolitana costera con el interior de la provincia parece una preocupación principal de las instituciones provinciales. La historia y la “geología” (las infraestructuras ambientales y construidas) han marcado el desarrollo territorial y las conexiones espaciales entre los núcleos de población. En estos momentos, el interior parece la nueva área de expansión de la ciudad costera y esto puede significar una oportunidad para la integración de ambos territorios. Pero esta oportunidad puede convertirse en un problema si la ocupación pone en peligro las infraestructuras ambientales o colapsa las construidas. Una planificación que trate de reconvertir el interior en un espacio turístico convencional representa otro peligro. Por tanto las soluciones vendrían de un diseño de infraestructuras que permita la conexión de zonas y potencie un uso del territorio propio de la “ciudad expandida”.